Desde chico tengo la curiosidad por aprender procedimientos de producción, hubiese querido hacer un secundario técnico, pero no se dio. Después de graduarme en la UNLP como profesor en arte, encuentro que cuando desarmo cosas y las vuelvo a armar siempre (me) sobra algún tornillo. Esta evidencia me señala que siempre hay un algo que excede a la cosa, pierde su función práctica y empieza a opinar distinto, a encontrar algo inesperado. Tengo debilidad por la evasión y el encuentro fortuito de sentidos. Esto creo que sólo puede darse si existe sospecha, si hay lugar para desconfiar de las imágenes, de la rutina que define el destino de lo cotidiano. A todo eso trato de ponerlo en juego en mis dedicaciones pertinentes de enunciar en un cv: la docencia y el arte. Es en estos campos donde no-saber es un motor que se desplaza con la fuerza de lo colectivo.